jueves, 30 de junio de 2011

La puerta

Pensemos acaso en el plexo de lo aspergente,
Dejemos que los signos se intornen
Y nos abran la pauta
de la palabra taladro


teomaquías



I

Hay cosas que gritan ser llamadas.
Gritan alto, pero nadie las escucha.
Se llaman vacíos,
se llaman almas,
se llaman sistemas.

II

Sabes quién soy,
Me ves, me llamas,
Me platicas,
Cuentas conmigo del tiempo,
Me platicas;

No soy tu signo.

III

Una cosa es singo y otra cosa es signo.
No hay elementos si no tienen signo,
Semilla;

La vid que nace no nace ni renace,
Es ehí el espíritu mismo.

IV

Jugamos otra vez a demente,
Ensamble cotidiano
De lo real y aspergente,

Jugo que nace y renace de lo mismo,
La eternidad de lo demente.

V

Pero es ha que hace que aquí
alguien levanta el dedo,
Se concilia el sentido del sonido,
del sonido el signo.

Y sin embargo, la tierra se mueve,
bla,

miércoles, 29 de junio de 2011

La estandarización

Pensaba respecto a la expresión “la estandarización de la conciencia”, pero regresé y reescribí la expresión así: “La estandarización del lenguaje”. Pensé después la causa a mi duda por la conciencia; inmediatamente pensé en la Crítica, inmediatamente, después pensé en ti.

¿Dónde se inscribe la inmediatez de lo inmediato?

La descripción fenomenológica de cómo se aprehende a escribir en una lengua que no es la propia, ¿diferirá respecto a la categorilidad descriptiva de una fenomenología sobre la aprenhensión de la lengua materna? ¿Acaso se conoce cuál fenómeno es que acontece ahí, ante el escribir?

Y es que la escritura, que no es discurso, es lenguaje.

El cómo se presenta el lenguaje no puede ser nivelado a una experiencia común y homogénea que, con base a formalizaciones prácticas y comprobadas, pretenda instituir el control real de la enseñanza y aprendizaje del mismo [Clásico], salvo para la intensión política de prolongar el despliegue de dominio y control de lo real acaeciente; que, si como en el caso de los estudios humanísticos y las ciencias sociales, en el ser-ahí del ser humano la escritura es el primer ensamble de donde parte y a donde retorna la comunicabilidad – la discusión, la argumentación, el diálogo o la construcción de teorías, conocimientos, y ya con esto, la totalidad de la politicidad humana –, el lenguaje de suyo no puede ser enseñado de manera ostensiva.

Y es que un padre, al hablar con su bebe, no suspende las consideraciones de su propia habla que lo han facultado en la aprensión y dominio de su habla desde las especializaciones técnicas a tal comando. El transitar de sus pensamientos no es mediante una lengua viva, una lengua hablada, que ha logrado suspender la “artificialidad” de sus enunciaciones, sino que mediante – y sin poderse olvidar – un lenguaje escritural, con sus “inflexiones”, sus “alientos” y sus “tonalidades”, viene el padre a reconferir la primera captación de lo acontecente y que, a una, confluye en el uso real de la palabra al momento de la apertura significante del entorno para el ser-ahí del infante:

Todo.

Aquí inicia el resto, o los restos, o lo que no quedo sumergido en la desolación.

Y es que nos habéis arrebatado todo.

Pero en esto ¿dónde queda la presunción de ostensividad, los recursos empíricos que han fijado las determinaciones categoriales que han inscrito el ser de las cosas al plexo de su utilidad? Que aún cuando digamos que el lenguaje de suyo no puede ser enseñado, sabemos que esto es algo que se realiza. Más allá de los resultados, ¿bajo que principio se han efectuado estos sistemas?, ¿ante qué pauta es que se han mediado? ¿Cabría pensar si esto es en pos de un fin?

El lenguaje, más allá de los métodos, es simplemente mostrado y practicado –su ahí – en la asignabilidad designante particular de cada uno de los existentes.

La pregunta no es simplemente cómo el lenguaje pre-forma al pensamiento, sino cómo ya, la disposición técnica del lenguaje, faculta al pensar en pos de la mismidad de su acontecer, la reiteración de los mismos transcursos que en la ostensividad dispone de una narrativa total que clausura el pálpito de la nada.

Respecto a la comunicabilidad, el ámbito de disponibilidad técnica del lenguaje, ¿cómo altera el carácter acaeciente del discurso? Cabría suponer que esto alterado, como espacio-temporalidad del decir, ¿se encuentre en relación a la capacidad a perforar la interioridad de los espacios y, como el conejo de Alicia, recorra la nada en la otredad de lo real como en un túnel que ante la in-disponibilidad de la temporalidad resguarda el ingreso a lo ficcional de la discursividad?

Cabría comenzar pensando que esta temporalidad signada en emblemas, en íconos, en los calendarios, es un producto de aquello mismo que a posteriori retorna a sobre-determinar: el singo de la carne se haya así pre-disponible a reiterar el mismo cuerpo, la misma sangre, de un Cristo irreal e intemperante.


lunes, 27 de junio de 2011


Transvaso maeister de la fundición,
anagrama de los ocasos transpuestos
y devorador de la silueta demente,
emergida;
allá,
para donde se ha roto el cristal de tu sólida gravedad:

Sonidos aparescentes, allá,
al umbral de las arenas,
donde todavía no está puesto el sol.

domingo, 26 de junio de 2011

la carne la sangre la nada
el crujido de tus huesos:
el murmullo de voz entre mis ojos
es la mar de lo que resta a nuestras espaldas

tus huesos
el crujido de tus huesos:
el eslabón que vincula tu rostro con la doble estampa
de un susurro dictado a las piernas de la noche:

mañana amanece de ti
mañana amanece para ser nadie
amanece de ti para ser ninguno
abandonados juntos de su corazón reencarnado.

domingo, 19 de junio de 2011

Ex-istente

¿Cuál es la relación que existe entre los vientos alisios
y el campo magnético del planeta Tierra?

Tantos como nosotros,
tan perdidos,
tan sin ellos.
Uno a uno
llorando estrechados de nadie,
a ninguno.

viernes, 17 de junio de 2011

Vuelta


Como envuelta de tierra
en medio de tus rituales de poder,
de hegemonía,
la escritura es la palabra
que no tolera el paso del resto.

Resarcir a la bruja


Tantos muertos hay que transitan la eternidad del silencio
como cielos en la música que precursa los ocasos:

La miseria de tu raza se jugó en dos o tres palabras de cristal,
Orozco's Cortés and Malinche
Orozco's Cortés and Malinche (Photo credit: angrywhitekid)
¿Dónde está el viento?

Bienaventurados aquellos que emergen al tiempo
en el mutuo temblor de las cosas enterradas.
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Noticias del jardín


A través,
árbol quieto entre tus nubes,
bajo a tu clara sombra delineada
simplemente para olvidar el paso de la luz
como quien oye de la lluvia
contra la noche sin cuerpo
en cascada infinita.

He aquí que apareces,
taciturno y derrotado.

Dame, llama invisible, espada fría,
la nada de tu palabra;
dame, dos cuerpos,
para decir y hacer,
para nacer olvidados de ambos,

día,
dos cuerpos de durazno en flor

miércoles, 15 de junio de 2011

lunes, 13 de junio de 2011


I

La palabra de tierra dice ahí,
La palabra de fuego dice madera,
La palabra de agua dice sal,
La palabra de viento dice este poema.


II

La misma vocación de abismo nos despotricó,
Rompió las riendas de la lengua
y a bufar se puso la cabrona,
Contra todas las teorías,
Los mismos desvíos
O contra las mismas cosas.

sábado, 11 de junio de 2011

Ser


Agríétase demente el lenguaje*
al oír el clamor de delirio
del cuerpo del dios que blande lo inefable
e infinito
de la realidad:

Lo real mismo.


*En plexos diferidos

viernes, 10 de junio de 2011

Los cuatro destinos del éter


Vino el cielo a dar su llama,
Su manto y su cielo,
Vino sin venir desde siempre a ello.
Del cielo emergió la daga,
instante diferido de la eternidad de dios.
Fueron ahí en consuno uno y el mismo,
Cuenta, espacio, tiempo,
Los cuatro destinos diferidos
del mismo señor...
y es que nadie sabe para quién escribe.

jueves, 9 de junio de 2011


Llama arde y reluce,
Belleza capturada de la noche de tu mente,
De tu palabra,
De tu apunte,
De tu verso soñado en un beso,
En una tarde,
En una mesa que somos los dos
ahí
platicando la noche.

Errante por la nada


Coloco una palabra aquí, ¿y qué aparece?

miércoles, 8 de junio de 2011

The sun also rise

Una humanidad divinizada,
El icono que reduma lo beato,
Deseo,
Cuerpo eterno llamado en el ocaso
De otra salinidad,

De otra carnalidad demente,
Enterrada o enterradora de los dos,
El viento,
Del tiempo,
De la oscuridad de todos los ocasos
Para verte renacer
Redimida de tanta estepa
Sin dios.
Depende de quién y cuándo anuncie el fin,
Una ruleta milenaria que precursa los ocasos
Del alba que vuelve para partir
Eterna y danzante por un cielo sin colores.

Siempre oscurece

Como te despliegas
A sudar tu propio manto,
Intrascendente,
Lleno y lleno del llanto eterno
Con el que muere lo creado.

Teriyaki

del eterno corazón de la tierra.

Los rostros de cristal


Cuando dios destruyó al mundo, ¿qué quízo?
¿Por qué la destrucción y la preservación del mito?
¿Cuántos dioses moribundean entre todas estas letras?
No es el papel, no, cada palabra es una puerta,
Atraviésala,

Aquí yacen los materiales.

La tarde del cuerpo sin sol

Con la amplitud de lo que no es real,
Como el anonimato de tu piel junto a la mía,
Muertos los dos ahí,
En las costas del tiempo;

Ya no estás aquí,
Y no perteneces a nadie.

lunes, 6 de junio de 2011

Hay música infinita que no murió con él



Tu rostro, un principio,
Una época para un nuevo canto,
Palabra infinita que atraviesa el sentido
Donde naces desde tu no-partida,

Aquí yacen los materiales

Un nuevo viento que sopla en tu alma,
Una antigua melodía que sube de la nada hasta ti,
Marca que se canta del canto de la marca del paso,
Ser ahí del breve periodo en que se canta el papel
De tu corazón,

Aquí yacen los materiales.

viernes, 3 de junio de 2011

Sin siempre ser nosotros mismos


Perdí la tarde del viento
en que el tiempo se desprende de ti,
de tu silencio,
del cuerpo de lo único que hemos podido discutir,
argumentar,
lamentar o templar en el recuerdo,
sin siempre ser nosotros mismos
una gran manzana
o tal vez la hazaña antes del viaje;
tal vez cuando no estuvimos
para ser nosotros mismos,

ahí

en una noticia del viento.

Alientos del ser



Un deseo que se redime
Un pasado que se vive,
Un tiempo que se muere de nuevo en ti,
entre mis pasos
o entre los versos de tu cuerpo y el mío,
lo que siempre ha sido eterno
entre el cuerpo que sube a la orilla del cielo
del mundo que somos los dos,

alientos del ser plantados en el viento.
Nuestros nosotros los ningunos,
nadie hizo,
nadie dijo

tu salvación,
tu cruz,
tu derrota;

pero es que esos no son tus signos,
tú bebiste, tú comiste
lo que el resto tiene de ti.
Una oscuridad
que se ciñe a tu rostro, al mío,
que se consume en un largo periodo
que somos los dos:

Y es que nadie sabe
donde inicia o termina el sol.

miércoles, 1 de junio de 2011

Hijo del cielo


En uno y otro ocaso
Te pretendimos con el mismo espejo roto,
Tu rostro-
La cruz,
Tú,
Que siquiera existes.

Nada que ver


Pagamos la cuenta
Y corrimos en direcciones opuestas
Para ser simplemente un sueño.
Unos fuimos el día,
Otros fuimos la noche.

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