miércoles, 22 de septiembre de 2010

Yo

Ya basta de la putrefacción de nuestra propia piel,
lo que llamamos impunemente tesoro, nación, crítica,
madre, religión.
Es nada y ello me nutrió.
Soy nada, ahora sigo Yo:

¡Basta! Dejarás que los muertos mueran,
arrastrarás sus cadáveres en la arena,
hasta que su aliento sea la espuma de la escritura.
¡Que el silencio sea silencio,
y sea lo que sea que se acumule
de aquí al próximo milenio!
Hasta la próxima estrella,
aunque la tramposa brille y sea casual.,
aun cuando el fénix queme tus pliegos,
pues en ello te donarán.

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